miércoles, 1 de julio de 2015

Dr. Ángel Oñate y la seguridad sobre las vacunas: Café Científico reúne a más de 70 personas.

Dr. Ángel Oñate durante exposición en Café Científico
El Dr. Ángel Oñate, académico del Departamento de Microbiología de nuestra Facultad de Ciencias Biológicas reunió a más de 70 personas con su exposición en el Café Científico denominado: “Seguridad de las vacunas: más allá de la conspiranoia” realizado el pasado jueves 25 de Junio en la nueva Sala David Stichkin ubicada en la Galería Universidad de Concepción en el centro de nuestra ciudad.
Tras una breve introducción sobre la historia, origen y mecanismos de acción de las vacunas, el Dr. Oñate puntualizó los que serían los “ideales de una vacuna”. Esto son: inducir (mimetizar) una respuesta inmunológica similar a la infección natural,  efectiva (más del 90% de protección), mínimos efectos secundarios, inmunidad persistente a largo plazo, dosis única y compatible con otras vacunas, fácil producción y económicamente asequible, entre otros.

Quizás uno de estos “ideales” que más discusión a suscitado es el relacionado con los efectos secundarios que podrían presentar la administración de esta herramienta tecnológica. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos. El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral.
En este punto de su exposición, el Dr. Oñate, realizó un interesante análisis sobre las controversias que se generan a partir del uso de las vacunas. Si bien, agrega el académico, gracias al desarrollo de estas tecnologías en conjunto con otras medidas de higiene se logró eliminar una serie de enfermedades que antes provocaban pandemias en determinadas poblaciones, desde sus comienzos, las vacunas han generado rechazo.
Para graficar este análisis el Dr. mostró (imagen a continuación) una caricatura llamada “Los maravillosos efectos de la inoculación” publicada en un diario de Inglaterra en el año 1808 cuando ya existía una llamada “Sociedad Anti-Vacunas”. En dicha imagen, se intenta demostrar que el uso de “partes de una vaca” para desarrollar las vacunas provocaría que en las personas inoculadas les crecieran partes de vaca en sus cuerpos o, lisa y llanamente, se convertirían en este animal.
“Los maravillosos efectos de la inoculación” Imagen disponible en internet[1]
Sin embargo, con el paso del tiempo, el cuestionamiento sobre el uso de las vacunas ya no se centró en el uso de estos microorganismos, muertos o atenuados, en su elaboración sino en los compuestos que se  fueron agregando para prolongar su vida útil. Una de esta sustancias es el ya famoso timerosal y es, justamente este compuesto, el que más ruido ha generado en el debate sobre el “ideal” de minimizar los efectos secundarios.
Se atribuye el origen de este cuestionamiento a un artículo publicado en la revista científica “The Lancet” en el año 1998. En dicho artículo (también llamados paper) se concluye que existe una relación entre el timerosal presente en las vacunas con algunos fenómenos ligados a enfermedades neuronales, como el autismo. Sin embargo, fue la misma revista la que diez años después retira y rechaza dicho artículo pues no cumplía con los criterios científicos para ser publicado.
El Dr. Oñate, quien también es presidente de la Sociedad Chilena de Inmunología, al respecto, citó la publicación de otro paper, esta vez se trató de un meta-análisis (método de investigación que consiste en la revisión sistemática de un número importante de artículos científicos) en la revista Vaccine en el año 2014. En dicho trabajo, se recopilaron cerca de mil artículos que tenían como objetivo relacionar las variables presencia de timerosal con el autismo. 990 de estos trabajos fueron rechazados por no cumplir con los criterios científicos, es decir, no eran estudios válidos. Luego, de los casi 10 que quedaron, “se concluye que no existe una relación entre autismo y timerosal,” concluyó el Dr. Oñate.

Más de 70 personas asistieron al Café Científico en Sala David Stichkin
El debate del público asistente

Luego de la exposición, los asistentes tuvieron la oportunidad de hacer consultas y dar a conocer opiniones y apreciaciones respecto del tema. Uno de los aspectos más interesantes tuvo relación con el llamado a trabajar de manera interdisciplinaria pues hubo consenso casi general al concluir que el Estado no está logrando llegar comunicacionalmente a la población sobre los beneficios y/o riesgos de las vacunas que actualmente se encuentran en el Programa Nacional de Inmunizaciones de nuestro país.
Otro punto importante, vino desde las Ciencias Sociales, al explicar que el Movimiento Anti-vacunas no cumpliría con los tres principios que definen a un Movimiento Social. Estos son, según Alain Touraine: la identidad, el adversario y el modelo social que persigue el movimiento. Por el contrario, “lo que se ve son sólo papás y mamás preocupados por la salud de sus hijos, de manera aislada,” explicó Ingrid González Socióloga quien realiza su tesis de Magíster en Salud Pública sobre el tema.
Para finalizar se presentó al académico la preocupación que existe actualmente por las personas que nacieron entre los años 1971 al 1981 quienes presentarían una dosis incompleta en la administración de la vacuna contra el sarampión. El Ministerio de Salud, MINSAL, primero hizo un llamado a la vacunación de toda la población entre ese rango etario. Luego se retractó y especificó que sólo debiesen vacunarse aquellas personas, entre los 30 y 40 años pero que viajen a los países que han presentado brotes de dicha enfermedad. El Dr. Oñate fue categórico al respecto y explicó que si bien nuestro plan de vacunación como país es ejemplar, en ese tiempo se pensó que con media dosis de la vacuna sería suficiente. Las personas que nacieron después de esos años están  inmunizados gracias a las campañas realizadas por el MINSAL. “Si me preguntan a mí, si mi hijo o hija tuviese esa edad y viaja a esos países, yo les diría que se vacunen, sin dudas,” concluyó.

Bárbara Morales Medina
Periodista
Facultad de Cs. Biológicas

[1] Imagen disponible en http://www.1st-art-gallery.com/James-Gillray/The-Cow-Pock-Or-The-Wonderful-Effects-Of-The-New-Inoculation.HTML

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