La Dra. María Angélica Mondaca tras formarse como Bioquímica, Magíster en Ciencias con mención en Microbiología y Doctora en Ciencias Biológicas – lo que se resume en 45 años de trabajo en nuestra Facultad de Ciencias Biológicas – es la segunda académica en alcanzar la más alta distinción que otorga la Universidad de Concepción: el título honorífico de Profesora Emérita. Su antecesora, la Dra. María Imschenetzky, obtuvo el mismo reconocimiento el año 2013.
Con más de 70 publicaciones científicas en revistas de prestigio nacional e internacional, y otra nutrida lista de fondos adjudicados para desarrollar lo que ella cataloga como “su pasión”, la Dra. Mondaca recuerda en esta entrevista que los comienzos de la investigación no son nada fáciles. “Cuando una empieza necesariamente hay que postular a proyectos de investigación, pero como se está comenzando, no hay antecedentes que respalden, entonces no se gana el proyecto y como no se adjudica, no se puede generar publicaciones. Finalmente, si no cuentas con publicaciones, no es nada fácil que te ganes un proyecto. Es un círculo un tanto vicioso en ese sentido,” agrega.
Sobre Microbiología Ambiental
Por eso, reflexiona, para formarse en investigación es tan importante y fundamental el elegir al o la profesor(a) guía. “En mi caso, tuve mucha suerte pues trabajé mi tesis de pregrado, Magíster con el profesor Raúl Zemelman, y Doctorado con el profesor Claudio Zaror . El profesor Zemelman me motivó a buscar mi propia línea de investigación. Esto es algo que yo siempre trato de hacer con mis estudiantes, que encuentren el área que los apasione.”
La Dra. Mondaca fue también Directora de Departamento de Microbiología durante 8 años y comenta sobre su labor como docente. El privilegio de contar con una profesora con real vocación por la enseñanza y la formación integral de sus estudiantes se ve reflejado en sus palabras: “Para mí, como profesora, me hace sentir plenitud, felicidad y orgullo el que mis alumnos y alumnas llegan más lejos que yo. Es muy gratificante ver cómo algunos científicos, que fueron alumnos de una, se encuentran trabajando y discutiendo en otro nivel
En abril de este año, en manos de Sergio Lavanchy, Rector de la Universidad de Concepción y la Dra. Soraya Gutiérrez, Decana de nuestra Facultad de Ciencias Biológicas, recibió el máximo reconocimiento que entrega nuestra casa de estudios. El título de Profesora Emérita. La Dra. Mondaca recuerda: “Recibir ese reconocimiento fue una sorpresa porque nunca pensé que podía llegar a ser Profesora Emérita. Luego, orgullo. Orgullo por haber trabajado en esta institución en la cuál me formé y en la que he pasado 45 años de mi vida. También fue muy grato recibir el un cariño , sobre todo de mis compañeros de trabajo y colegas de la facultad, eso fue muy emotivo.”
A los científicos y científicas con tan destacada trayectoria se les presentan numerosas ofertas para emigrar hacia otros lugares. Sin embargo, para la profesora Mondaca eso nunca fue tema de interés. “Tuve invitaciones y posibilidades para irme a otras universidades, sin embargo nunca quise, la UdeC es mi alma máter. Cuando me ofrecían irme ni siquiera preguntaba por las condiciones laborales de las otras casas de estudio, siempre he querido estar en el Departamento de Microbiología en esta Facultad, en esta Universidad. Y así lo hice,” explica.
Sobre Microbiología Ambiental
La Dra. Mondaca fue investigadora principal del Laboratorio de Microbiología Ambiental. Como se explica en la página web de nuestra Facultad, la línea de investigación que allí se desarrolla se relaciona con el mecanismo de resistencia, a metales pesados, en bacterias de origen ambiental. Los metales pesados que se encuentran en el ambiente originan compuestos tóxicos para los organismos vivos. La exposición a estos compuestos, selecciona variantes bacterianas capaces de tolerar sus efectos nocivos. Para ello, las bacterias han desarrollado diversas estrategias que les permiten sobrevivir en ambientes contaminados con metales.
En este ámbito, la Dra. Mondaca dice “las bacterias presentan diferentes mecanismos, que se denominan mecanismos de resistencia o de tolerancia a los metales.” Para comprender esto, la profesora no da tres ejemplos: Uno, las bacterias pueden unir los cationes, que son los metales con carga positiva, porque la carga de la célula bacteriana es negativa, entonces la bacteria cuando está en contacto con estos metales los adhiere a su envoltura y el metal no entra en la célula bacteriana. Segundo ejemplo, las bacterias han desarrollado enzimas que degradan o transforman los compuestos, específicamente en el caso de los metales por reacciones de reducción-oxidación. Y por último, también se han descrito bombas de flujo, esto quiere decir que las bacterias han desarrollado sistemas que permiten que entre el material contaminante lo toman y lo expulsan.
Pero la inteligencia que se puede ver que poseen dichas bacterias no termina sólo en un cúmulo de reacciones frente a estos compuestos tóxicos. La profesora explica que también se ha demostrado que las bacterias poseen inteligencia emocional, “cuando se enfrentan a algún compuesto que les produce estrés tienen que tomar una decisión: qué mecanismos van a desarrollar para sobrevivir. En eso momento se comunican, toman un acuerdo, por eso se llama “quorum sensing”, y deciden que camino tomarán.”
La Dra. Mondaca explica que el equipo de científicos del laboratorio que dirige ha implementado, entre otras, técnicas para la detección de compuestos tóxicos, mediante cepas modificadas genéticamente (biosensores bacterianos). “Las bacterias pueden ser utilizadas para detectar compuestos tóxicos, porque las bacterias siempre están respondiendo a una pregunta, por ejemplo ¿Qué les pasa con el Arsénico?, transforman el arsénico para no morir.
Actualmente, la segunda Profesora Emérita de nuestra Facultad, está concluyendo su proyecto FONDEF, adjudicado el año 2012 tras ganar el Concurso del Programa IDeA de FONDEF-CONICYT, sobre una propiedad reductora de las bacterias. El título es: “Bío-obtención de nanopartículas de selenio encapsuladas en polisacáridos para su potencial uso como suplemento alimentario” y el resultado propuesto fue la obtención de dichas nanopartículas específicas para su potencial uso como principio activo de los suplementos alimentarios que contenga la dosis óptima recomendada. “Me siento muy satisfecha porque hemos cumplido nuestros objetivos, sin embargo, me encantaría seguir con esta investigación para aplicar los resultados, pero esa etapa ya coincide con la etapa de mi jubilación.”
Las nanopartículas son partículas microscópicas de por lo menos una dimensión menor a 100 nanómetros (nm). Por su parte, el selenio es un micronutriente esencial que se comercializa en los suplementos alimentarios unido a aminoácidos (cisteína, metionina) o a agentes biológicos (levaduras). Estas especies son tóxicas a concentraciones superiores a 400 µg/día y, además, alguna de ellas son bioacumulables. Por lo tanto, el desafío es utilizar compuestos de selenio biodisponibles, menos tóxicos y con actividad antioxidante, que puedan ser incorporados en estos suplementos.
¿Pero cómo se obtienen estas nanopartículas de selenio? La Dra. Mondaca explica que existen métodos químicos y biológicos. La obtención química genera residuos que impactan negativamente al ambiente y al producto final. Sumado a lo anterior, este procedimiento requiere materias primas de alto costo. Por otra parte, la obtención biológica de nanopartículas de selenio consiste en utilizar microorganismos que tienen la capacidad de reducir el selenito y/o seleniato, como se encuentre, a selenio elemental. Esta bio-obtención es una alternativa limpia y que presenta beneficios adicionales, ya que no requiere condiciones experimentales especiales para sintentizarlas.
El resultado propuesto, dice la Dra. Mondaca, es la obtención de nanopartículas de selenio encapsuladas con tamaños inferiores a los 60 nm, para su potencial uso como principio activo de los suplementos alimentarios. Este suplemento podrá ser comercializado y distribuido por empresas químicas y laboratorios farmacéuticos remplazándose paulatinamente las actuales alternativas de suplementos basados en las especies de selenio antes mencionadas. La población de áreas deficitarias de selenio será el principal consumidor y beneficiario de este novedoso suplemento alimentario.
Así, tras 45 años de pasión por la ciencia la profesora Mondaca comienza una etapa en la que según ella “debiera empezar a encantarme menos las bacterias”, aunque confiesa que, hasta ahora, no lo ha logrado. Por último, hace un llamado a reconocer que la investigación es una opción, “una investiga porque es lo que le apasiona. Es lo que me apasiona y lo que me permitió formar muchos estudiantes de diferentes profesiones,” concluyó.
Bárbara Morales Medina
Periodista
Facultad Cs. Biológicas
Periodista
Facultad Cs. Biológicas
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